¿Cómo logré aumentar mi amor propio a través de la aceptación de mi cuerpo?

Si pudieras decirme del 1 al 10 cuál es tu nivel de amor propio, ¿Cuál sería ese número?

El amor propio se basa en la concepción que tienes de ti misma, en saber aceptarte incluso con aquellos defectos que no te gustan, sean estos de conducta o físicos, en trabajar por superarte y ser cada vez una mejor persona.

 

Amarte implica autoconocimiento, autodescubrimiento y también bastante comprensión y compasión, porque, no nos engañemos, solemos ser bastante duras con nosotras mismas, muchísimo más que con los demás.

Amor propio

La relación con nuestro cuerpo y el ideal de belleza

Ahora, piensa en cuántas veces te miraste al espejo y no te gustaba lo que ahí se reflejaba, o las palabras duras que te dijiste.

 

¿Cómo ha sido la relación con tu cuerpo a lo largo de los años? ¿Has sentido ganas de cambiarle algo?

 

¿Quién te hizo creer que eso que no te gusta está mal?

 

Pues tengo que decirte que me declaro culpable, y espero que no me dejes sola en esta confesión, porque estoy segura que tú también has tenido una relación poco amorosa con tu cuerpo, con alguna que otra crítica a cierta parte en especial, con ganas de tener esto o aquello, o también de no tener ni esto ni aquello que “te sobra”.

 

Tenemos cierta tendencia a creer que lo externo es lo más importante, que si estamos de cierta forma (generalmente delgadas) entonces los demás nos van a aceptar y vamos a lograr ser incluidas, que si cumplimos con vernos de cierta manera entonces tendremos asegurada la felicidad e incluso me animo a decir que también el éxito.

 

Lastimosamente nuestro entorno es el que nos ha hecho creer en todo eso.

 

Cuando digo entorno me refiero en gran medida a los medios de comunicación, pero también en la herencia generacional, es decir en lo que nuestras madres han inculcado en nosotras, pues a ellas les hicieron lo mismo.

 

Quizás tu mamá no te lo dijo directamente y a viva voz, pero si te lo mostró con sus acciones.

 

Seguramente la viste esforzarse por no subir de peso, o usando fajas cada vez que se ponía un vestido ceñido, o la viste probando cremas que le prometían quitar las estrías, o tomando el té milagroso que la ayudaría a ponerse cual miss universo con unas medidas de 90-60-90.

estereotipo de belleza generalizado

Lo cierto es que ese ideal de belleza que nos han vendido por tanto tiempo es irreal y tú lo sabes bien.

 

Sin embargo, el bombardeo constante y continuo de imágenes se quedan en nuestro inconsciente y nos hacen anhelar llegar a ese modelo.

 

Además los medios intentan “ponértela fácil” si al final existen miles de métodos para que consigas el tan codiciado objetivo y ellos te lo muestran todo el tiempo.

 

Te promocionan cremas, fajas, pastillas, suplementos, bótox, inyecciones de ácido hialurónico, tratamientos no invasivos para tratar flacidez, celulitis y estrías, maquinitas para masajear ciertas áreas y lograr una piel tersa, y finalmente cirugías, sea aumentos, reducciones, lipos, en fin, un sin número de opciones para llegar a ser bella.

 

Entonces, ¿realmente crees en ese ideal de belleza?.

 

Piensa en todas las cosas que has hecho para intentar acercarte un poco a eso, o piensa en las cosas que has querido hacer, pero por falta de dinero no pudiste, o ya sea también que por miedo no te animaste.

 

Pero no te sientas mal, si estás leyendo esto es porque estás en la búsqueda de amigarte con tu cuerpo, de aceptarlo y de quererlo.

 

Así que para eso quiero ser sincera contigo y contarte mi historia, cómo descubrí que me estaba basando en estereotipos creados por la sociedad, como fue mi proceso de transformación y también te daré unos consejos para que pongas en práctica hoy mismo y aumentes tu amor propio.

 

Mi historia: mi necesidad de compararme con ciertos estereotipos

Hace un par de meses atrás una amiga reciente comentó en una reunión social que se quería hacer una operación para aumentarse los senos.

 

Una vez que estuvimos en privado le dije que cualquier duda que tenga sobre el procedimiento me lo pregunte pues tenía experiencia previa.

 

Al cabo de unos meses otra amiga me contactó para contarme de su deseo de operarse al igual que lo había hecho yo y que la ayude a despejar sus inquietudes.

 

Estos sucesos me llevaron a recordar el por qué yo había decidido hace ya 10 años atrás operarme, bueno, en realidad lo había decidido antes pero no había ahorrado aún el dinero respectivo.

 

Así que me concentré en las creencias que tenía en aquel entonces.

 

Doy gracias de que nunca sufrí de bullying, nadie nunca me atacó por mi cuerpo ni por su forma, sin embargo yo no me sentía bella, fui yo misma la que empecé a sentirme menos, la que empecé a compararme.

 

 

Todo inició en la época de pubertad, cuando nos empezamos a convertir en mujeres, al darme cuenta que mi cuerpo no cambiaba demasiado, cuando cumplí 17 años la gente pensaba que tenía 12.

 

Entonces me comparaba con mis compañeras y veía como ellas tenían un cuerpo desarrollado, tenían senos, tenían caderas anchas, tenían una silueta más voluptuosa, tenían unas lindas piernas, eso es lo común en mi país, las mujeres suelen ser curvilíneas.

 

Todo lo contrario a mi, que siempre fui delgada por genética, aún comiendo mucho nunca he podido subir de peso, y eso me frustraba muchísimo, porque no tenía senos, casi no tenía pompas, mis brazos eran delgados, mis piernas eran unos palillos, era prácticamente la hermana gemela de Olivia (la novia de Popeye).

 

Pensando a fondo me pregunté: ¿por qué decidí compararme?.

 

Y me di cuenta que si bien nadie de forma directa me hizo sentir menos o incompleta, el entorno social si lo hizo, porque lo que nos vendían en la televisión era un solo tipo de mujer, la mujer voluptuosa.

 

Cuando iba a comprar ropa los maniquíes tenían senos grandes, toda la ropa por muy talla pequeña que sea me quedaba colgando en la parte del busto, ni hablar de los trajes de baño, estaban diseñados para mujeres con senos, las modelos de ropa eran siempre curvilíneas, los catálogos de revistas o afiches publicitarios tenían siempre ese estereotipo de mujer.

 

Si, estaba inundada de un entorno que me susurraba: no eres linda tal como eres, que me hacía sentir inconforme con mi cuerpo de niña, que me hacían sentir que mi cuerpo no estaba bien, mi concepto de belleza estaba altamente ligado a mi apariencia exterior.

 

Me operé con casi 25 años y dos años después estaba mudándome a Argentina para hacer una maestría.

 

Estando ahí observé el modelo de belleza que rige, mujeres delgadas, altas, poco curvilíneas, con piernas y brazos delgados, tez blanca y generalmente castañas o rubias.

 

 

Y, ¿adivinen qué?, pues yo tampoco calzaba con ese modelo.

 

Entonces comprendí que los estereotipos de belleza son diferentes en cada lugar, que si hubiera nacido en España, Japón o Rusia el modelo de belleza de mujer iba a ser totalmente distinto y que entonces iba a estar inconforme con alguna otra parte o forma de mi cuerpo.

 ¿Cómo logré el cambio de mentalidad?

 

 

Empecé entonces un camino de aceptación, decidí amar y bendecir mi cuerpo, y tratarlo con el respeto que se merece.

 

Al mudarme de país tuve que hacerme cargo de mi alimentación.

 

Debo aclarar que nunca fui de comer chatarra, o comida grasosa y ya hacía 5 años que había dejado de tomar bebidas gaseosas, pero había un mal balance de los macronutrientes en mis comidas, poca proteína por lo general, por lo que investigué cómo combinar mejor los alimentos, agregué más frutas y fuentes de grasas saludables.

 

Me atreví a usar faldas o vestidos y mostrar mis piernas, ver a otras chicas hacerlo me animaba también a mi, y así fui ganando y emanando confianza.

 

Retomé el gimnasio, no con el objetivo de ganar peso sino solo por un tema de salud, de darle al cuerpo movimiento y actividad física, que mis músculos no se atrofien y que mi corazón trabaje.

 

Luego me di cuenta que me ayudaba muchísimo a descargar el estrés por el trabajo y los estudios.

 

Aprendí a aceptar mi contextura física, así soy y así estoy bien, obviamente esto es una lucha constante, a veces me miro el abdomen y pienso que debería tenerlo más plano, pero luego recapacito y pienso que no debo guiarme por ningún tipo de imposición, entonces me relajo y agradezco por lo importante, por tener salud y un cuerpo funcional.

 

Aprendí en donde debo poner el foco, por lo que hoy en día mi alimentación y la actividad física que hago tienen como único objetivo mejorar mi salud, no hay un trasfondo de llegar al estereotipo tal o cual. 

 

Pienso en el tipo de vida que quiero tener en unos 20-30 años, si quiero tener energía y seguir siendo activa entonces tengo que sentar las bases hoy.

 

Me miro al espejo y acepto y amo lo que veo, me digo a mi misma “que linda estoy”, claro que hay días que no lo pienso tanto, y es que no todos los días nos despertamos con la misma vibración.

 

Si miro hacia atrás me gustaría haber tenido este amor por mi misma cuando tenía mis senos pequeños, haberlos aceptado así, haberme dado cuenta que ya era suficiente, pero en vista de que no puedo cambiar el pasado lo que si elijo es aprender de ese pasado.

 

Hoy puedo decir que a raíz de ese suceso es que empecé a darme cuenta de mi falta de amor propio y pude entonces transformarme.

 

El parche de la belleza

El cambio es interno y con este experimento que realizó Dove queda comprobado.

 

Eligieron a varias mujeres a las que les dijeron que probaran un nuevo producto que estaba por salir al mercado, se trataba de un parche de la belleza, cuyo efecto era que la mujer se sintiera más bella.

 

Lo tenían que usar por 15 días e ir grabando un video diario de los cambios que sentían.

 

Todas reportaron sentirse más seguras, más bellas y confiadas, la diferencia de actitud entre la vez que recibieron el parche y la vez que fueron a hablar sobre los resultados es gigantesca.

 

Para sorpresa de ellas en ese momento les revelaron que el parche no tenía absolutamente nada, que aplicaron el efecto placebo, en el que empiezas a mejorar solo porque crees que lo el tratamiento tiene propiedades curativas, cuando simplemente se da por el poder de tu mente.

 

El video dura 4 minutos y espero tengas el tiempo para verlo, así que te lo comparto.

6 Consejos para aumentar tu amor propio

 

1. Elegir bien las palabras que usas contigo 

Porque las palabras tienen mucho poder, entonces si cada vez que nos vemos en el espejo nos juzgamos y decimos frases como: me odio, estoy gorda, soy fea, nuestra mente lo empieza a creer de verdad.

 

Así que reemplaza estas frases por: soy hermosa, me amo y me acepto tal cual soy, merezco recibir todo lo mejor.

 

Intenta sentirlo cuando lo dices, busca en tu mente algún recuerdo de cuando te sentiste así y proyéctalo mientras repites tus frases.

 

También puedes repetirte estas frases mentalmente mientras haces alguna otra actividad, como cocinar, pintar, correr, mientras te bañas, cuando te cepillas los dientes, esta información de a poco irá llegando a tu cerebro y empezarás a creerlo de verdad y a mirarte con otra perspectiva.

2. Hacer una limpieza de las redes sociales

Porque seguramente sigues varias cuentas de mujeres con las que te comparas, cuentas que en lugar de aportarte algo positivo te hacen sentir mal por no ser de tal o cual forma, elimínalas y empieza a seguir cuentas con las que te identifiques de verdad.

3. Busca una persona que sea tu modelo a seguir 

Busca una persona que sea auténtica, que emane belleza, que se note de verdad que se siente bella y proyecta tus emociones con ella.

 

¿A qué me refiero?

 

Piensa en esta persona (no tiene que ser precisamente una famosa, ni una gurú del fitness, ni de profesión modelo, esto no es necesario) y describe lo que crees que esa persona piensa de ella cuando se ve al espejo, cuando se ve desnuda, cuando va a una reunión con amigos, (eje: estoy hermosa, me gusta mi cabello, estoy muy linda arreglada hoy).

 

Entonces cuando digas tus nuevas creencias empieza a ponerle esas emociones, ojo!, ten cuidado de caer en comparaciones o de buscar ser como ella, toma de ella su seguridad y confianza y aplícalo en tus palabras de poder.

4. No te juzgues

En aquellos días donde las palabras de poder simplemente no salgan evita juzgarte, no te hables con dureza, trátate como lo harías con tu hija/sobrina/prima de 4-5 años, mirando a tu niña interior, esa que necesita amor y contención.

5. Empieza a resaltar la belleza de tus amigas

Crea una cadena de amor propio, cuando te reúnas con amigas alaba algo de ellas que te parezca lindo, sus ojos, su sonrisa, su cabello, su piel, halaga la belleza de tus amigas, hazlo sinceramente y desde el corazón, empezarás también a crear confianza en ellas y generarás un círculo de amistad hermoso y compasivo.

6. No juzgues los cuerpos de los demás 

Este consejo está muy ligado con el no hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan a ti.

 

Evita hacer comentarios sobre el peso, el acné, celulitis, calvicie, o cualquier otro tema que pueda causar susceptibilidad, no perpetúes el modelo de estereotipos.

 

Eso también te lo inculcaron inconscientemente y no está bien, no le des valor a un aspecto físico, no le asignes valoraciones positivas o negativas a una persona por su cuerpo. Recuerda que el valor de la otra persona no se define por cómo se ve.

 

Si estás en una reunión y otra persona empieza a juzgar convéncela de no hablar sobre esos temas, si en futuras reuniones esta persona lo sigue haciendo piensa si quieres mantenerla en tu vida, si esa amistad te está aportando algo valioso o te está retrasando en tu proceso de aceptación y amor propio.

 

Inculca en los niños/niñas su amor propio desde pequeños          

Este último consejo no es directamente para ti, pero me parece útil compartírtelo y que sembremos semillitas en nuestros niños.

 

Si eres madre, tía, madrina, inculca en los niños/niñas su amor propio desde pequeños, puedes empezar enseñándoles a ser agradecidos por su cuerpo, a que valoren tener sus sentidos completos, sus extremidades completas, que les permiten moverse, jugar, disfrutar.

 

Cuando jueguen con sus muñecas conversen sobre la diversidad de cuerpos, colores de piel, cabellos y resalten que cada una es bella con sus propias características.

 

Al expresarlo en voz alta y en modo de enseñanza sin darte cuenta tu mente también estará reforzando estos conceptos y tu inconsciente los interiorizará.

Conclusión

Recuerda que no está mal si quieres cambiar algo de tu cuerpo, nadie está juzgando a aquellas personas que lo hacen, solo procura que ese cambio venga desde el amor propio y no desde el desprecio.

 

Cuando te amas de verdad tomas decisiones que no se basan solo en el aspecto físico, van más allá, se basan en la salud, en querer revertir cualquier problema actual o futuro generado por el sobrepeso, por la mala alimentación, por el sedentarismo.

 

Porque llegamos al entendimiento de que nuestro cuerpo va a estar con nosotros toda la vida y hay que cuidarlo como el templo que es, entonces en consecuencia veremos cambios en nuestra fisionomía, en nuestra energía y por supuesto en nuestro ánimo.

 

Anímate a contarme en comentarios cuál es tu relación con tu cuerpo, qué haces día a día para aceptarlo o tu opinión sobre la influencia de nuestro entorno.

 

Te deseo una nueva vida maravillosa de amor propio y aceptación, porque como dijo Oscar Wilde: “amarse a si mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida”.

 


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